Die Einfachen

Sergei Nevsky se inspiró en las investigaciones sobre la historia de la sexualidad en la Rusia posrevolucionaria de los años veinte realizadas por Irina Roldugina, de la Universidad de Oxford. Entre otras cosas, hablan del famoso neurólogo Vladimir Mikhailovich Bechterev, que viajó por Rusia a principios de los años veinte y dio una serie de conferencias sobre la naturaleza de la sexualidad. Su público estaba formado no sólo por estudiantes, sino también por obreros y campesinos. Tras las conferencias de Bekhterev, algunos de sus oyentes escribieron sobre su búsqueda personal de una nueva identidad sexual. Entre ellos estaba el siberiano Nika Polyakov, que confesó haber descubierto su homosexualidad en los primeros años del siglo XX. Antes de la Primera Guerra Mundial, Nika había estudiado en Alemania, donde estuvo internado con su amigo Stepan Minin. Tras la revolución regresó a San Petersburgo, pero en la Unión Soviética de los años 30, bajo el gobierno de Stalin, la homosexualidad fue declarada ilegal. Nika fue detenido e interrogado por el NKVD, el Comisariado del Pueblo para Asuntos Internos, tras lo cual no se sabe nada más de él. La historia de Nika Poyakov no difiere mucho de la de otros muchos homosexuales rusos y ucranianos, cuyos testimonios ha recogido Irina Rodulgina en más de diez años de investigación.

A partir de los hilos de estas voces olvidadas, Sergei Nevsky ha tejido con "The Simple Ones" una obra a muchas voces que arroja luz sobre estas páginas poco conocidas de la historia rusa. Arroja luz sobre acontecimientos olvidados que han sido borrados de nuestra memoria colectiva, pero que aún consiguen conmovernos. El álbum termina con las líneas de una carta de Nika Polyakov, líneas que todavía resuenan hoy: "Ninguna ley, ninguna convención nos convencerá de que nuestras acciones son criminales y anormales, y estamos seguros de que llegará el momento en que se reconozca el derecho a vivir juntos libremente".