Marxophony
¿Sabes cantar "Das Kapital" de Karl Marx? Y si es así, ¿cómo suena? En su atrevido proyecto "Marxofonía", Alexey Kokhanov se acerca musicalmente al libro que todo el mundo conoce pero muy pocos han leído.
Con la ayuda de su voz, efectos electrónicos y un guiño, libera a "Das Kapital" del mito que se ha desarrollado en torno a la obra, especialmente en su Rusia natal. Cuenta con el apoyo del artista sonoro Adam Asnan y sus técnicas experimentales de grabación y amplificación. Alexey Kokhanov procesa en su interpretación la decepción y la desconfianza hacia el marxismo, así como dolorosos recuerdos de la ideología de la Unión Soviética. En el álbum "Marxophony" surge una nueva y excitante forma de música, a caballo entre la canción contemporánea, el teatro musical improvisado y la lectura experimental.
En cierto modo, la música surgió del lenguaje. Los pasajes poéticos se han convertido en canciones para mí. Suenan como versospoéticos, tienen su propio ritmo e influyen mucho en la música.
Entrevista
¿Cómo llegó a Karl Marx y su libro "El Capital"? ¿Hubo algún desencadenante específico de su interés?
El punto de partida fue una petición de concierto del Museo de Arte Contemporáneo de Moscú para el 14 de septiembre de 2017, que además coincidía con el 150 aniversario de la primera edición de Das Kapital de Karl Marx. Yo no había leído el libro antes, pero me pareció una buena ocasión para dedicarme a él por su importancia mundial y también por su actualidad.
¿Cómo llegó de ahí al proyecto musical "Marxophony"?
Primero, por supuesto, empecé a leer el libro. Enseguida me sorprendió la cantidad de pasajes poéticos que hay en el texto, con bellas imágenes y metáforas como los "huevos de oro" que pone el valor de uso o la mesa que se pone a bailar. Estas imágenes me ayudaron mucho a comprender el texto. Al mismo tiempo, también me encontré con frases que me parecían muy familiares, que había oído o leído antes en alguna parte.
Letra
El carácter fetiche de la mercancía y su secreto
A primera vista, una mercancía parece algo evidente y trivial. Su análisis revela que es algo muy peliagudo, lleno de sutilezas metafísicas y rarezas teológicas.
En la medida en que tiene valor de uso, no tiene nada de misterioso, tanto si lo miro desde el punto de vista de que satisface necesidades humanas mediante sus propiedades como si sólo obtiene estas propiedades como producto del trabajo humano.
Es evidente que el hombre, con su actividad, modifica las formas de las sustancias naturales de manera que le resulten útiles.
La forma de la madera, por ejemplo, cambia cuando se hace una mesa con ella.
Sin embargo, la mesa sigue siendo de madera, un objeto sensual ordinario. Pero en cuanto aparece como mercancía, se transforma en algo sensual, supersensual.
No sólo se mantiene con los pies en el suelo, sino que se pone boca abajo frente a todos los demás bienes y desarrolla grillos de su cabeza de madera, porque es más caprichoso que si se pusiera a bailar por voluntad propia.
Más artistas
Natalia Pschenitschnikova (grabación de voz de las pistas 5 y 6)